Por el Dr. Ibon Santos

Consejos y recomendaciones para personas alérgicas

  • Acudir al médico de atención primaria o alergólogo, para realizar las pruebas pertinentes, para confirmar el tipo de polen al que es alérgico. Seguir las indicaciones, así como las pautas farmacológicas que hayan indicado.
  • Usar gafas de sol para evitar el contacto del polen contra los ojos. En casos extremos, usar mascarillas.
  • En el caso de los pacientes que usen lentillas, es conveniente que no las usen en estas épocas del año, ya que el polen se pega a ellas y aumenta los síntomas de la conjuntivitis.
  • El uso de lágrimas artificiales es una buena opción, ya que barre el polen acumulado en la córnea, mitigando los síntomas de la conjuntivitis.
  • Colocar filtros antipolen en el aire acondicionado (tanto en casa como en el coche).
  • En los días donde la concentración de polen sea alta, o haga mucho viento, intentar permanecer en lugares cerrados.
  • Evitar viajar a lugares donde el polen al que eres alérgico este presente.
  • No abrir las ventanas de casa ni a primera ni a última hora del día. Evitar en la medida de lo posible hacer actividades al aire libre en esos momentos.
  • Al llegar a casa, ducharse y ponerse ropa limpia, lavar la ropa y evitar tenderla al aire libre para que no se impregnen de polen.
  • Lavar la cara, ojos y manos con agua para eliminar el polen adherido a la piel.
  • Limpiar el polvo de casa con un trapo húmedo, pasar la fregona en vez de barrer y usar el aspirador para evitar desplazar el polen al ambiente.

SINTOMATOLOGÍA ¿Cómo puedo saber si tengo alergia al polen?

Los síntomas de la alergia primaveral pueden aparecer a cualquier edad, pero generalmente inician en la infancia y adolescencia, pudiéndose cronificar en el tiempo e incluso agravar ya que hasta el 50% pueden desarrollar asma bronquial. Sin embargo, gran parte de los pacientes, entre los 40 y los 50 años, tienden a disminuir la sintomatología.

Los síntomas de la polinosis se pueden confundir con los del resfriado común, la diferencia está en que dentro de los síntomas de la alergia no está ni la fiebre ni el dolor musculo-esquelético. Según la intensidad con la que el paciente reaccione al estímulo del polen, los síntomas pueden ser muy molestos (con la misma concentración de polen en el aire, la intensidad de los síntomas puede ser muy diferente de un paciente a otro).

Los síntomas con los que nos podemos encontrar son: la conjuntivitis (ojos llorosos, picor y enrojecimiento de los ojos), estornudos, congestión y/o goteo nasal y/o picor nasal, picor en la garganta o en el paladar, problemas respiratorios (tos no expectorante o asma que se manifiesta como dificultad para respirar y pitidos en el pecho), dolor de cabeza y cansancio.

Estos síntomas se producen siempre en la misma época del año y mejoran cuando llueve (ya que limpia el ambiente) y empeora los días soleados o con viento.

 

¿Qué medicamentos se recomiendan?

Los antihistamínicos ayudan a paliar los síntomas, pero algunos de ellos pueden generar somnolencia. Algunos de los más seguros y los que menos somnolencia producen son la cetirizina, la levocetirizina, la loratadina, la desloratadina, la ebastina y la fexofenadina, entre otros.

La vacuna puede prevenir la evolución a asma bronquial e incluso en algunos pacientes llega a ser curativa, es una terapia que dura entre 3 y 5 años, es una vacuna personalizada que se aplica mensualmente 1 ó 2 veces por semana durante los primeros 6 meses, para luego pasar a una aplicación mensual, hasta acabar el tratamiento.

 

¿Sabías que?…

La primera descripción de esta enfermedad se hizo en el año 1819 de la mano del Doctor John Bostock que padecía la enfermedad, en ese momento no se denominó como “alergia al polen” sino “fiebre del heno”. La llamó así erróneamente ya que en esa época la expresión “fiebre” la empleaban para describir cualquier proceso anómalo que produjera el cuerpo, independiente de si le acompañaba el aumento de la temperatura corporal o no. Además, infirió que el desencadénate de su sintomatología la producía la hierba seca que consumía el ganado, es decir, el heno. El termino científico correcto, es polinosis.

A día de hoy, la alergia al Polen es la enfermedad inmunológica más frecuente en el mundo y se trata de una reacción alérgica de hipersensibilidad inmediata mediada por inmunoglobulina E (IgE), es decir, se generan unos anticuerpos frente a determinados pólenes. En España, el polen que más frecuentemente causa alergia, es el de las gramíneas y el mes de mayor incidencia es mayo.

El riesgo de desarrollar la enfermedad viene dado por la carga genética (herencia genética) y por la exposición ambiental (contacto con el polen alergénico), siendo las dos necesarias para presentar el cuadro clínico.

No todos los pólenes tienen la capacidad de generar alergia. El polen son micropartículas que los órganos reproductores masculinos de las flores usan para reproducirse al liberarlas al ambiente, con la intención que lleguen al aparato reproductor femenino de otras flores y así polinizarlas y se dé la reproducción. Son imperceptibles, ya que oscilan entre 2.5 y 250 micras, por lo tanto, esas pelusas blancas similares al algodón que se suelen ver en primavera no son partículas de polen. Estas se llaman vilano y es una especie de algodoncillo blanco que envuelve las semillas del chopo, haciéndolas volátiles para que colonicen nuevos entornos, las cuales no generan alergia al ser humano.

A pesar de que una partícula de polen en sí, no puede ser vista por el ojo humano, cuando se produce una polinización masiva y se amontonan, se logra apreciar un manto amarillo que cubre las superficies de la calle, los coches, los alfeizares de las ventanas etc…

Aunque todas las plantas polinizan, no todas producen polinosis, ya que solo el 20% de las especies las plantas son anemófilas, es decir, liberan el polen al ambiente para su reproducción. El 80% son entomófilas, esto es, que son los insectos los que, al posarse sobre las plantas, producen la transferencia del polen, al pegarse este a sus patas y viajar con ellos hasta otras plantas.

En España solo hay unas 15 especies de polen que provocan polinosis epidémica, entre ellos, el del olivo, el del pino, el del plátano, el del roble, el del castaño, el del abedul, y las gramíneas, entre otros. Sin embargo, una misma persona puede ser alérgico a dos o más tipos de pólenes, y dado que cada uno de ellos tiene unos intervalos de incidencia, esto puede condicionar que una persona alérgica, pase más tiempo que otra sintomática. Como dato interesante, en torno al 50% de los pacientes alérgicos al ponel del norte de España y más del 80% del centro y el sur de España, son sensibles al dos o más tipos de polen.

Es de anotar, que la alergia primaveral viene creciendo desde que fue descrita en 1819. Este incremento se cree que es debido a la llamada “Hipótesis de la higiene” y hace referencia al hecho de que los niños y niñas que crecen en entornos con menos higiene están expuestos a más virus, bacterias y parásitos, creando un sistema inmune más fuerte. Esto se daba hace una década, donde los niños se criaban en áreas rurales y granjas, las familias eran numerosas y estaban en contacto con animales y donde la higiene era más deficiente, a diferencia de la actualidad, evitando que el sistema inmune reaccionara desmesuradamente con el ambiente.

Aplicaciones y páginas

En estas páginas que os recomendamos podéis conocer el estado de determinados pólenes en vuestra ciudad.

BIBLIOGRAFÍA: